La escasez de alimentos es desgraciadamente una realidad incluso en los tiempos más sofisticados y modernos. La utilización de zonas de cultivos, zonas naturales con fines industriales, con explotaciones donde se buscan rendimientos económicos desenfrenado, la utilización de terrenos de cultivos para explotaciones de girasol, soja, colza que acabarán en proyectos como Biodiésel solo hacen reducir las posibilidades de reducción de la brecha existente del hambre, además la cantidad de explotaciones mineras o extracción de recursos naturales en países en vías de desarrollo chocan frontalmente contra la evolución y reducción del hambre en la zona.
La prevención será efectiva cuando se desarrollen planes globales que pongan el foco que no es una acción externa a los países que la promueven sino que es un factor intrínseco, propio al desarrollo de cada país y que la erradicación del hambre en terceros países conlleva reducción de fenómenos de emigración en los países de origen, además de un mejor desarrollo personal y social de los mismos que repercutirá en primer lugar en ellos, pero seguidamente en los países propulsores de dichos planes de prevención.