Respuesta a: Debate sesión 5 monitores y monitoras deportivos

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Difícil cuestión la de revertir años de evolución humana basada en la ley del mas fuerte y en la superioridad física del hombre frente a la mujer. Creo que las grandes líneas hacia la igualdad entre hombres y mujeres ya están en marcha, aunque costará todavía algunos años que la sociedad las interiorice como lo natural y beneficioso para todos.

Puede incluso que algunos no lleguen a aceptarlo nunca y sigan viviendo las políticas de igualdad, la discriminación positiva o las medidas de protección a las mujeres como una agresión hacia el género masculino. Pero creo que el camino está en marcha y va tomando mayor ritmo en los últimos años.

En cuanto a lo que yo haría para evitar la valencia de género, creo que la base del cambio está en las leyes y en la educación.

En cuanto a las leyes, creo que al menos en los países occidentales ya existe un consenso suficiente como para que los políticos de cualquier color se atrevan a articular leyes y programas cada vez más valientes en este sentido. Leyes como la de paridad en las juntas directivas  o en los propios partidos políticos quizás podrían implementarse con incentivos y reforzarse con sanciones o desventajas fiscales. Las leyes penales también han introducido avances que aunque en ocasiones puedan pintarse de injustas o discriminatorias, en la realidad intentan corregir un problema evidente de violencia hacia la mujer y en muy raras ocasiones provocan perjuicios al hombre; esto debe contar con mas campañas de sensibilización y más presencia en los debates televisivos, información en espacios públicos, telediarios y centros educativos.

En cuanto al ámbito educativo, creo que recuperaría y trataría de desarrollar aquella «educación para la ciudadanía» o aquella asignatura de ética que algunos cursamos en la antigua EGB para intentar articular una verdadera asignatura de educación en valores, con un contenido curricular propio, objetivos y contenidos obligatorios y evaluables, desarrollando los conceptos universales de igualdad, respeto a los demás,  no violencia, etc. Podría articularse como alternativa a la religión, como sustituto de esta, o integrado en la misma, el caso es que se hiciera de forma seria y decidida. Esto se complementaría con la transversalidad con que se tratan estos valores en el resto de materias. Y podría continuarse en la secundaria.  La formación al profesorado en esta materia debería ser obligatoria capacitante y continua.

En el ámbito de la cultura, tal vez se podría regular  la emisión en ciertos horarios y lugares, de algunos contenidos audiovisuales que muestran un estereotipo de mujer hipersexualizada y sumisa, y que normalizan actitudes violentas y dominadoras como signo de masculinidad, ya sea en series, películas, en la música como el reguetón, etc. Igual que las películas tienen una clasificación por edad, quizás la música también debería tenerla.

En lo personal, lo que está en mi mano es defender siempre que tengo oportunidad estas ideas, aunque me cueste algún disgusto durante las cañas con los amigos, intentar no reírle la gracia al típico chiste machista, ni reenviar el meme grosero y sexista de los muchos que circular por los grupos de whatsapp y redes sociales, y por supuesto intentar educar a mis hijos en estos valores a pesar de las incoherencias en las que muchas veces incurrimos por la distancia entre lo dicho y lo hecho.